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El corazón también se arruga

Cada  vez que reventemos en un ataque de rabia a la menor provocación, debemos recordar este viejo ejemplo.

“Coge un papel en blanco, estrújalo y conviértelo en una bola. Luego intenta dejarlo como estaba antes. Evidentemente no será posible. Por más que trates siempre quedará con arrugas”.

El corazón es igual, cuando lo lastimas sufre tanto que le salen arrugas, y son tan difícil de borrar como lo que hiciste con el papel. Y aunque intentemos enmendar el error, ya quedará marcado.

En ocasiones somos tan impulsivos que arrojamos palabras llenas de odio y rencor, después intentamos arrepentirnos y lo triste es que no podemos retroceder ni curar lo que hemos hecho en ese corazón.

Así que, antes de explotar en cólera, intenta ser más paciente, deja el orgullo de lado y recuerda este bonito ejemplo del papel arrugado.

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